A la hora de comprar un coche de segunda mano, una de las cuestiones más importantes a revisar es la del kilometraje. Es decir, ¿cuánto ha rodado el carro que pretendemos adquirir?
Este parámetro del automóvil es uno de los indicadores que permiten determinar el uso que se la ha dado al coche, la vida de su motor (con el uso y el tiempo, va perdiendo potencia, por ejemplo) y lo mucho o poco que ha podido sufrir su equipamiento.
Como siempre en estas cuestiones no hay una respuesta sencilla y que valga para todos los casos. Pero sí, se pueden dar algunos consejos para darse una idea y adaptemos a nuestras necesidades. Lo primero a tener en cuenta es el kilometraje en relación al año del coche. No es lo mismo, por ejemplo, un auto tipo sedán de 2014 con 250.000 km que uno de 2005 con 180.000 km.
En el primer caso, son más de 60.000 km al año. Ese uso intensivo podría significar que es un coche que sirvió como auto de transporte y que han usado varios chóferes, por ejemplo. Mientras que en el segundo caso, es un uso de lo más normal, con menos de 15.000 km al año. Es decir, más allá del kilometraje es mucho más importante determinar el uso que tuvo el coche.
Y más importante aún, cuál ha sido su mantenimiento. En la práctica, al final, para comprar un coche de ocasión es imprescindible comprobar que los servicios del coche se hayan efectuado correctamente.
Un auto con un mantenimiento al día puede recorrer más de 150.000 km sin problema.
NO TE DEJES ENGAÑAR… El kilometraje se pueden manipular. Tanto por un profesional como por un particular.
¿Cómo saber si ha sido manipulado? No se puede saber con certeza a no ser que se lleve el coche a un taller y se compruebe.
Pero sí que hay indicios que te permitirán tener serias sospechas.
Un coche con 120.000 km no debería tener los faros blanquecinos.
Comprueba también la dureza de la espuma de los asientos. Si te hundes en el asiento, ¡cuidado!
Mira el desgaste de los pedales y debajo de la alfombrilla del conductor.
Fuente: Abstracto Noticias