Con la incorporación de inteligencia artificial (IA), conectividad, electrónica e Internet de las cosas (IoT) a sus procesos de fabricación y productos, el sector automotriz experimenta una fase de transformación que implica el desarrollo de nuevos modelos de negocios orientados a la prestación de servicios, el establecimiento de alianzas con proveedores del mundo digital y la inversión en start-ups para internalizar tecnología.
La transición tiene lugar en una industria cuyos flujos comerciales hoy están concentrados en Asia, Estados Unidos y Europa, y que desembolsa unos US$ 100.000 millones en investigación, desarrollo y producción, según la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos (OICA, por su sigla en inglés).
La presión por innovar es de tal magnitud que cinco automotrices hoy se destacan entre las 16 empresas del mundo que más invierten en I+D. En este contexto, por ejemplo, Toyota puso en marcha el Toyota Institute Research (TRI) en alianza con el Instituto Tecnológico de Massachussets y la Universidad de Stanford -especializado en IA, robótica y diseño de materiales-, y Nissan estableció un Centro de Investigación en Silicon Valley.
Fuente: Virtual Pro